Esty no conoce la libertad pero la intuye. Camina lenta, firme y segura por las calles de Berlín hasta llegar a una cafetería. Entra y se sienta. Mira a su alrededor sin querer mirar mientras saca de su bolso un sobre que contiene dinero. Contempla, entre sus manos, una brújula sin norte que marcar. Brújula heterodoxa. Sólo son unos instantes. La aguja no entiende de un camino a seguir porque no siempre está marcado el destino. Esty suspira profundo y, el cambio de aire, trae consigo una medio sonrisa. Detrás de ella, a través de una gran cristalera, empieza a observar como llegan sus nuevos amigos que supo conquistar en el mundo de la música. Mientras se acercan, su mirada comprende, por fin, lo que significa la palabra libertad.
Inspirada en “Unorthodox: El escandaloso rechazo de mis raíces jasídicas”, libro escrito por Deborah Feldman en 2012, Netflix estrenó, a principios de 2020, esta serie de cuatro capítulos. Shira Haas (Tel Aviv, Israel, 1995) interpreta, de forma contundente, a Esther “Esty” Shapiro bajo la dirección de la alemana Maria Schrader. Entrar en terrenos muy complejos que no conocemos, sólo es posible gracias al valiente relato de quién lo ha vivido, a su manera pero con una narración que nos ayuda a comprender como la pérdida de las más esenciales libertades humanas es una asignatura pendiente en muchísimos lugares de nuestro orbe.
A lo largo de los cuatro capítulos, de casi una hora de duración cada uno, se puede contemplar como muchas de las personas, no sólo no tienen su vida propia (no elegida, sino heredada por las circunstancias de nacer en según qué formas de creencias y/o culturas); aparecen el odio, la venganza. Una mirada hacia un pasado cruel y dramático, es verdad (¡faltaría más!) pero carente de observación hacia un futuro más integrador. Todas las sociedades tienen historias oscuras y es justo, razonable no olvidar pero vivir en ese pasado hace que no avancemos, no evolucionemos.
Esty propone asumir un riesgo en la búsqueda de algo que no sabe, no conoce: su propia libertad. Da el paso y sentada en una cafetería, mientras sus amigos se acercan, comprende finalmente, lo que implica la libertad de pensamiento y acción y que nada ni nadie pueden decirle qué y cómo hacer. Unorthodox se convierte en un canto a la libertad individual y a la concienciación social de que aún queda mucho por hacer.
La libertad de acción, de pensamiento, social, económica, incluso familiar, se gana, se conquista día a día. Quienes han nacido y vivido con ella como si fuera algo natural o normal, deberían no olvidar que no tiene por qué ser así y que siempre existen o pueden existir personas o grupos que, por diversos intereses, quieran limitarla o erradicarla. Las épocas o ambientes complejos, volátiles, inciertos o ambiguos son el perfecto escenario para imponer nuevas formas disfrazadas de cordero cuando, en realidad, tienen mirada y acción de lobo.