En los últimos largos años he leído, visto y escuchado muchas similitudes que se antojan a un coach con un líder. Como si hubiera un hilo oculto entre ambas formas de “acompañar” a las personas que lo necesitan y tuvieran denominadores comunes. Creo que hay que separar muy bien ambos conceptos. Es necesario. El coaching y el liderazgo no son lo mismo. ¿Obvio? Sólo por si algún navegante con la brújula desnortada lo requiriera.

El liderazgo es una forma natural de guiar personas, un proyecto o una organización. Nace de un proceso interno (buscado) de autoconsciencia y autoconocimiento; de tener una educación en valores; de haber tenido experiencias que (negativas o positivas) aporten «sabiduría»; de poseer o adquirir unas competencias y habilidades que permiten a una persona ser observada y reconocida como líder. Una persona puede decir no ser líder. Un líder no se impone a un equipo de trabajo, departamento o proyecto. Un líder no nace, se hace y, más allá, de unas características innatas que pueda poseer, el líder se sabe (de forma humilde) con competencias para acompañar y desarrollar personas.

El coach (decide y quiere serlo) se forma para adquirir unas herramientas que permitirán, a su coachee, descubrirse y pasar a la acción para que las cosas (sus objetivos, por ejemplo) sucedan. Un coach no sólo debe «acompañar» a su coachee sino que debe trabajarse y trabajar los conceptos de la inteligencia emocional. El estudio del coaching, ¿nos revela a una persona capacitada para acompañar el viaje de otra persona (coachee)? No necesariamente. He conocido (y conozco) muchos coaches que, ante la crisis de estos últimos tiempos (coronavirus incluido) se han tenido que dedicar a otras cosas ya que se observaron incapaces de gestionar sus propias necesidades y emociones. 

Desde mi punto de vista, muchas organizaciones han tenido un concepto erróneo de lo que es el liderazgo y, hoy por hoy, se sigue llamando líderes a los jefes. Un líder no es un jefe y un jefe no tiene porque ser un líder. Tampoco tengo tan claro que un coach pueda estar ayudando a una organización a cambiar el paradigma del liderazgo. Éste ha ido mutando su concepto con las necesidades de las sociedades a lo largo de la historia. Con la revolución industrial pero sobre todo con la tecnológica, el liderazgo, ha cobrado gran protagonismo. Es, en estas últimas décadas, donde el coaching es asociado con el liderazgo y, que duda cabe, sus herramientas ayudan a desarrollar mejores y más completos líderes.

Un párrafo más arriba, no tenía claro que el coaching pueda estar ayudando a una organización a cambiar el paradigma del liderazgo. Unas líneas más abajo, no creo que el coaching esté cambiando el paradigma del liderazgo. Sí le está aportando más herramientas necesarias y que amplían las facultades para su evolución. Como escribía, creo que el liderazgo está modificando constantemente su definición según las necesidades de las sociedades y las organizaciones; que sabe adaptarse y asumir, de otras disciplinas, mejoras que repercutirán en quienes tengan la experiencia de compartir vivencias con un líder.

Un líder puede utilizar herramientas del coaching. Un coach, no tiene porque ser un líder y, quizá, no sepa donde encontrar las herramientas innatas de un líder (su propio liderazgo). Nelson Mandela o Martin Luther King, por citar dos casos, nos legaron un gran ejemplo de ello. Al final de cuentas, Albert Camus (1913-1960), nos agrega más luz sobre estos temas que no dejan de ser existenciales: “Existe un solo problema filosófico verdaderamente serio: juzgar si la vida merece o no merece ser vivida. El sentido de la vida es la cuestión más urgente”. En estos tiempos vertiginosos y turbulentos, liderarse para liderar.

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