Transparencia. Ilusión. Tenacidad. Constancia. Creer en sí mismo. Actitud. Ganas. Perseverancia. Todo ello tiene Miguel. Un niño que no se conforma con lo establecido y que lucha por romper con las normas impuestas. No se deja arrastrar por las creencias limitantes porque está convencido que otra forma de actuación es posible. La música como hilo conductor. Ésta, génesis de frustración en varias generaciones familiares, actúa como revulsivo para que nuestro adorable niño, salga de una zona de confort establecida y busque su propio camino en la vida a través de su pasión: precisamente, la música.
No entiende, no comprende que algo tan enriquecedor para el alma, sea causa de ira, de odio dentro de generaciones de su propia familia que ven, en la tan loable profesión de zapateros, el único leitmotiv de su existencia. Todo ello justo en el Día de Muertos, una tradición milenaria en México, para honrar a los que ya no están. Se celebra el uno y dos de noviembre de cada año para enaltecer la memoria de los muertos.
Siempre había admirado a un compositor y cantante. La vida misma le llevará a conocer y comprender como, desde su ingenuidad, no todo es tan sencillo ni fácil de asimilar. Muchas veces, situaciones que nos hacen sufrir, dejan una huella que, bien gestionada, es un aprendizaje de eterna gratitud. Nuestro querido Miguel así lo comprende.
Pixar y esta maravillosa historia de 2017, de puro origen mexicano, nos regala una de las mejores películas de animación que hayamos visto. Independientemente de la cultura, nuestro lugar de origen, la vida que vivamos, los acontecimientos, Coco nos moviliza y nos recuerda aquellos valores a los que no debemos renunciar. Cada uno saca sus propias conclusiones según vivencias pero, indiscutiblemente, la confianza, el compromiso, el amor verdadero y honesto de los seres queridos que nos rodean, hacen (y harán) de nuestras vidas, del día a día, una calidad de vida mucho más enriquecedora y saludable.
Estamos ante una obra de arte cinematográfica. Coco es un canto a la esperanza y a no perder de vista quienes somos y cómo nos queremos relacionar con nuestro entorno: personal y profesional. Revisar este tipo de películas en momentos más tranquilos, mientras el verano nos deja su calor refrescante por momentos, agobiantes en otros, es una invitación a no olvidar ciertos valores necesarios en las relaciones interpersonales. Más allá de la conmemoración por el Día de Muertos, celebrar la vida mientras esta nos regala momentos maravillosos y sencillos de ser disfrutados.