Recordaba estos días mi visita, en junio del pasado año, al Museo Nacional del Prado para contemplar la colección de grandes artistas que, esta pandemia, “obligó” a exhibir a sus responsables. Desde el seis de junio y hasta el 13 de septiembre, el bulevar del Paseo del Prado, fue escenario privilegiado y pudo observar más paseantes y visitantes; estos últimos al “Reencuentro” de la consigna #VuelveAlPrado. Curiosidades que nos dejó un 2020 más volátil, con incertidumbre, complejidad y ambigüedad que nunca en nuestra historia reciente.
Una de las obras de Francisco de Goya llamó mi atención como no lo había hecho en otras ocasiones: El Comercio. No se conocen datos exactos de su creación pero se cree que es de entre 1804 y 1806. De formato circular, expresaba los ideales de la Ilustración. Este movimiento cultural e intelectual nació a mediados del siglo XVIII y duró hasta las primeras décadas del XIX. Los pensadores de esta época entendían que el conocimiento humano podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía para construir un mundo mejor. Fue el filósofo alemán Immanuel Kant quien definió, a la Ilustración, como “el abandono del hombre de una infancia mental de la que él mismo es culpable. Infancia es la incapacidad de usar la propia razón sin la guía de otra persona. Esta puericia es culpable cuando su causa no es la falta de inteligencia, sino la falta de decisión o valor para pensar sin ayuda ajena. ¡Atrévete a saber!”.
En la obra de Goya, se observa a dos mercaderes repasando sus cuentas en el interior de su tienda, con sacos y fardos que aluden a su profesión. Al fondo, dos mujeres leen. Según las interpretaciones, la cigüeña es considerada como símbolo del comercio y representa la confianza y lealtad en las relaciones comerciales.
Siempre defiendo que un profesional de la venta debe estar informado, adquirir bagaje cultural y solventes conocimientos para poder tener un nivel de interlocución que pueda adaptarse a diversos entornos y personas con los que se vincula en el día a día. Goya, la Ilustración y Kant, nos invitan a viajar, algo más de 200 años al pasado, para comprender que hay valores que siguen tan actuales como entonces: la confianza y la lealtad comercial.
Hoy, que se habla tanto y se evoluciona tecnológicamente en las ventas digitales (y otras áreas), no debemos olvidar qué distingue a un verdadero profesional de la venta, más allá de las herramientas que utilice para dicho fin. Las habilidades sociales son el valor diferencial que, aunque obvio, no siempre se exhiben en toda su dimensión. Esto también forma parte de la búsqueda de la excelencia comercial.
Sí Sebas. Pero todavía me encuentro con comerciales que (a pesar de estar por los 35) usan solo la libretica y juegan a aplicar un surcharge a hurtadillas,una subida de tarifa sin comunicación previa… porque así les enseñaron sus mayores. En fin, be patient and don’t give up, my friend
La confianza y la lealtad en ventas como actitud constante en la búsqueda de la excelencia comercial deben ser una conducta de cada profesional. Como todo en la vida, siempre existen «excepciones» que no son deseables. El mundo de las ventas da más juego si cabe para eso y ciertas viejas «escuelas» han hecho mucho daño; no por nada la palabra comercial no está bien vista en muchos ámbitos. Debemos seguir reivindicando esta bendita profesión y «alejar» a quienes no usan limpiamente su nombre. ¡Abrazo y gracias por tu aporte, Daniel!