En ventas, sabemos que, luego de lo que cuesta captar y firmar con un cliente, la actividad debe continuar. Un buen trabajo de fidelización es capital para buscar la recomendación y que futuras ventas provengan de quienes han confiado en nuestro saber hacer. Escrito (y muy sintetizado) en estas líneas luce ilusionante y, sin embargo, gestionar, cuidar y mimar a nuestros clientes tiene su trabajo constante, disciplinado y sacrificado. Eso sí, a quienes nos gusta este mundo, nos apasiona estar al lado de nuestros clientes. En mi caso, antes como comercial y ahora como formador y consultor; aunque jamás se deja de vender.
Podríamos decir que nunca acaba la actividad y que está llena de momentos maravillosos pero también desafiantes y estresantes. La venta requiere alta tolerancia a la frustración, profunda empatía, resiliencia, estrategia, estar informados permanentemente, investigar, no claudicar, superar noes a punta de pala y un largo etcétera. Todavía hay quienes creen que el profesional de la venta vive como un rey con todas las connotaciones negativas sugeridas… Un gran profesional de la venta, si hace lo que sabe que tiene que hacer, por supuesto que puede vivir bien pero también hace que su empresa tenga más clientes e ingresos.
Escribir sobre el mundo de las ventas da para decenas de artículos. Hay tanto para reflejar que podríamos hablar de una forma de vida en sí misma y, como tal, que aparezca la pregunta de esta entrada: ¿Cuál es tu proyecto de vida? Porque el mundo comercial, como la vida misma, necesitan de un proyecto que ilusione. No hace falta tener muchas herramientas o grandes conocimientos técnicos; ni siquiera jactarse de un máster. Quizá, la actitud con la que afrontes tu proyecto de vida, marque la diferencia. Cada etapa tiene que tener pequeños objetivos fijados. Muchas veces requiere aislarse del entorno para pensar con claridad el qué y el cómo. Debemos tener un fin en nuestra cabeza. Habrá problemas; se molestarán algunas personas; aparecerán nuevos conflictos; alguna crisis… Posiblemente, la clave esté en preguntarte dónde quieres verte de aquí a tres años. ¿Qué quieres hacer? ¿Quién quieres ser?
En nuestro país tenemos una gran grieta con respecto a trabajar nuestro liderazgo personal; aquel que profundiza, en serio, en lo más hondo de nuestro ser y nos permite construir quién queremos “ser” realmente. He hablado bastante en mis artículos sobre el liderazgo personal pero es que es la única forma de encontrar una vida plena (la que cada uno quiera y pueda tener). Estos complejos tiempos de crisis pueden ser un magnífico momento para dar el paso y, como dicen en el mundo anglosajón, “think outside the box” (pensar fuera de la caja). Todo lo que sabes y conoces hasta ahora está muy bien y es lo que eres pero cuando se necesita un cambio contundente, es tiempo del pensamiento lateral como nos explicara Edward De Bono hace unas décadas.
Los tiempos de crisis personales, laborales, sociales o económicos, son un muy buen momento para el cambio. Se pasa mal al principio pero, una vez empieces a visualizar tu proyecto de vida y puedas tomar las mejores decisiones posibles para tu bienestar, sabrás, al fin, que ha merecido la pena. La vida, en definitiva, es un reto constante.