Estos días de desconexión tienen que ver con escapar a la rutina. Conducir. Visitar amigos. Recorrer pequeños lugares ocultos. El mar. Un amanecer. Un atardecer. Una copa de vino o una cerveza. Una comida; la que sea, muy simple. Los pies en la arena. Sentir el calor del sol. Observar (e imaginar) más allá del horizonte en el que esa línea mágica separa la amplitud del océano y el cielo azul imponente y soñador. Todas las pequeñas cosas de la vida, las que realmente alimentan el alma, son gratis; no cuestan nada más que ser conscientes de nuestra rutina, salir de ella y dejarse llevar. Días en los que todo puede ocurrir…
De fondo, suena “Silver Eagle” de Mark Knopfler. ¿Acaso podría estar escuchando otro tema para recibir su mensaje? De repente, el pasado reciente vuelve con fuerza. Hay algo que dice que no será como antes. ¿Cómo saberlo? Lo sabes… Eso que llamamos intuición. La mente y el corazón se fusionan para volver a estar atentos. Pero, no, no es como antes. Valientes corazones que han galopado a ritmo de vértigo en una época profana donde la claridad de ideas, no era una buena idea. Corazones valientes colapsados por las ganas de entregarse sabiendo que la torpeza de las formas chocaba con la delicadeza de quien merece ser vivida como una dulce amapola en medio de verde campo con mirada color caramelo.
Ocurre en agosto. Largo, lento y profundo suspiro. ¿Volver a confiar? La visión, la interpretación camina sobre una delgada línea. Hay ganas. Hay miedo. Cicatrices que están ahí y que no permiten que ellos abran sus corazones de par en par. No hay demanda de ser la media naranja. Eso es un invento de alguien que, muy necesitado de afecto, un día lanzo al universo y varias generaciones tomaron como dogma en esto del amor. Cada uno es una naranja completa. Cada uno decide con quien comparte momentos, pasiones, acciones, lugares… Pero también saben decidir y respetar el tiempo de soledad del otro, el tiempo del otro con sus seres queridos.
Canta Pablo Alborán aquello de que intenso es esto del amor… y que tú me has hecho mejor de lo que era… y que me he convertido en lo que nunca me imaginé… ¡Qué difícil es esto del amor! Pero tu piel y mi piel pueden detener el tiempo.
Agosto, inexorablemente, avanza. No he parado de pensar hasta donde soy capaz de llegar. Faltaron muchas cosas por decirnos. El tiempo, implacable y justo juez, pondrá a dos almas, que se buscan, encuentran y juguetean, en ese lugar que tienen reservados para vivir un big bang de emociones. Se aventuran tiempos de cambios. Los tiempos están cambiando. ¿Será esta vez ese momento en el que, si las piezas encajan, pueda ser una vida que merezca la pena ser vivida?
Si logras observar la sonrisa de sus corazones, sabrás que hay dos almas que repartirán felicidad y paz interior. ¿Y si no ocurre? No los conoces… Darán su más profunda entrega. En algún lugar de este universo está escrito que no es negociable que no ocurra…
Lo que no está claro… es que sea entre ellos. Historias de amor… o no.