Anestesiar. Define la R.A.E. (Real Academia Española): privar total o parcialmente de la sensibilidad por medio de la anestesia. Cuando recibimos ese “pinchazo” o “pastilla” (o el método que sea para lograr este fin), no sufrimos. El miedo a sufrir está implícito en el ser humano y forma parte de nuestra supervivencia. Hay riesgo. Hay miedo. Necesitamos estar anestesiados. No queremos sufrir.

En los últimos 40 años (por poner un lapso de tiempo algo lejano -o no-) la fusión entre las nuevas tecnologías y la inteligencia emocional, ha incorporado, en la inmensa mayoría de la cultura occidental, una forma de vida más sana, saludable, de quererse a uno mismo, de amarse (incluso llegando a verdaderos casos de egocentrismo que las RR.SS. nos muestran en lo público y en nuestro entorno no tan famoso) que, de forma poco fiable, no sabemos cómo puede interpretarse o asimilarse por ignoradas personalidades con autoestimas carentes de fortaleza mental.

Y la vida va… Frases por aquí y por allá. Fotos de felicidad. Poses forjadas por el postureo. Y, de repente, entramos en una era de la búsqueda de la felicidad. Como sea. Da lo mismo que el mensaje sea personal (para el mundo que nos mira), entre amigos y de una sociedad. Nos merecemos ser felices. Vinimos a este mundo a ser felices…

Dijo Marco Aurelio: “Examina detenidamente a qué móviles obedecen los hombres sabios; observa lo que evitan y lo que buscan”. Hoy, tenemos hombres y mujeres sabios con 30 o 40 años de edad… pero hay algo incontestable: cuando esas personas entran en la soledad e intimidad de sus casas, la realidad se hace presente.

Llevo más 10 años como freelance y la formación y consultoría (muchos viajes por España entre pymes y multinacionales) te muestran una realidad desbordante cuando generas confianza y muchas personas se acercan para hablarte de “su realidad”. Por supuesto, el secreto profesional es sagrado. Lo que no es ético es observar “medicinas” sencillas que apelan al corazón, a las emociones de personas perdidas en sus propios laberintos y que se aferran a libros, mensajes o a iluminad@s que venden pastillas de colores. Vivimos en la época de la eyaculación precoz. ¡Tienes que ser feliz, YA!

Sin embargo, la soledad, la frustración, la depresión, la falta de una hoja de ruta personal, problemas económicos, la falta de automotivación y disciplina, el esfuerzo constante y la superación, pocas veces aparecen en primer plano. Hay pereza por construir la mejor versión de nosotros mismos. Hay vergüenza por mostrar muchas debilidades.

Nunca hay soluciones mágicas. Cada persona es un universo. Profundizar en uno mismo requiere mucho valor, actitud, ganas, apertura, saltar nuestros propios muros mentales y un largo etcétera. Si no es posible hacerlo solos, hay que buscar ayuda. No hay que tener miedo al qué dirán.

Las pastillas de colores son un efecto a muy corto plazo. Nuestros grandes problemas, requieren grandes soluciones. Sólo así, encontraremos (en nuestra profunda y honesta coherencia, entre lo que pensamos y deseamos, respecto de lo que hacemos) nuestro verdadero camino hacia la vida que realmente queremos vivir y no la de las expectativas que depositamos en los demás y que no son las nuestras propias.

Complejo reto; complejo viaje interior en nuestra vida. Apasionante y motivante, si lo sabemos leer y lo asumimos como eso: un gran reto de vida. Cuando trabajo, con las herramientas del coaching, en Atención al Cliente, Habilidades Directivas y Ventas, nunca olvido que, detrás de cada profesional, hay una persona. Si no nos focalizamos primero en la persona, poco se podrá hacer con el profesional.

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