Un bar cualquiera pero, sobre todo, en un polígono industrial tiene más peligro que un espía de una agencia secreta. El mismo James Bond se sorprendería. Con tanta normativa invasiva, es curioso que aún no hayan implementado una ley de protección de datos en los bares. Un café por la mañana, una comida o una cerveza después del trabajo. El ambiente es propicio para exacerbar el ego y muchas personas caen en la trampa. Observar a nuestro alrededor no estaría mal. Cuidar lo que decimos tampoco.
Confiar en nosotros mismos no debe confundirse con creer que somos infalibles. Transmitir seguridad no tiene nada que ver observarnos inmunes. La integridad y la honestidad se logran en el largo plazo y se pueden perder por un comentario. La inteligencia social y el tacto nos tienen que llevar a decir y hacer lo correcto en cada situación. Debemos ser capaces de dirigirnos a nosotros mismos teniendo buenos hábitos de trabajo; en una palabra, autocontrol. ¿Cómo son nuestras destrezas comunicativas?
Un bar es un magnífico lugar para socializar. Llegar con tiempo para la previa de una entrevista de trabajo (del tipo que sea) nos permite conocer el aire que se respira en territorio desconocido. Y, precisamente, porque si no somos habitués es desconocido, hay que ser cuidadosos. Me ocurrió hace poco: escuchar a dos comerciales hablar de forma algo despectiva sobre un tercero que estaba muy cerca y al que aún no conocían. Qué y cómo decimos lo que decimos, habla sobre nosotros. Nos retrata.
La habilidad social comercial debe implicar madurez profesional. Cualidades personales: apariencia correcta. Comportarnos de forma competente. Higiene corporal. Ser nosotros mismos pero habiéndonos observado en un espejo. Ese que nos lleva a ser coherentes entre lo que decimos y cómo actuamos. Postura adecuada. No mostrarnos tensos. Evitar expresiones negativas. Hablamos de nuestro comportamiento. No dramatizar. No poner ejemplos de otros clientes difíciles de resolver. No criticar.
Y ese bar (podría ser en cualquier lugar de nuestro país) fue testigo de lo que un profesional de la venta nunca debe hacer. Olvidar (o no tener) esa habilidad social comercial puede conducir a esa persona a cometer un gran error. Si luego de hablar mal o con aires poco edificantes, te cruzas en tu empresa con esa misma persona que has criticado, sabes lo que significa el concepto de “tierra trágame”. Hay algo que se llama ego y si no hemos aprendido a gestionarlo, siempre estará ahí para complicarnos.
La madurez en nuestras habilidades sociales comerciales (pero en general) deben comprender la cortesía, la profesionalidad, la cooperación, una buena comunicación eficaz, la rapidez y eficacia, formarse constantemente, tener capacidad resolutiva y cumplir con la palabra dada. Quizá, como nunca en la evolución de nuestra especie, sabemos que vivimos (y viviremos) en entornos volátiles, con incertidumbre, complejos y con mucha ambigüedad. ¿Nos preparamos y/o reciclamos para ello?
Un bar puede ser un entorno muy agradable para relacionarse pero, en según que circunstancias, debemos ser conscientes que cualquier palabra o discurso que hagamos puede ser utilizado en nuestra contra. No está de más, antes de hacer algún juicio sobre algo o alguien, observar si a nuestro alrededor pudiera haber quien se sienta afectado por nuestros comentarios. Aunque no conozcamos a esa persona, ese comentario estará hablando por nosotros y no será “confianza” la palabra que mejor nos represente.