…pero están en este”. Cita perteneciente al poeta francés Paul Éluard, podemos fusionarla con aquello que decía Platón: “El principio de la filosofía, del amor por la sabiduría, no es otro que el asombro”. La curiosidad lleva al asombro y, éste, nos descubre un mundo nuevo dentro de nosotros mismos. He tomado prestados conceptos y frases que descubrí en la maravillosa serie-documental “Otros mundos” de Javier Sierra en Movistar+. Este escritor y periodista español, orgulloso de su Teruel natal, nos descubre, capítulo a capítulo, hechos, historias, narrativas, visiones, creencias y un sinfín de curiosidades resueltas (o no) pero que tienen como premisa anteponer la imaginación y creatividad para “confiar” en que lo que hay delante de nuestros ojos es como nos dicen que ha ocurrido. Y, sin embargo, te quedas con ganas de más, con la sensación de que la historia que te cuentan necesita un final que nunca llegará. Ahí radica la sabiduría de Javier Sierra: cómo te cuenta la historia; cómo te atrapa.
En tiempos de coronavirus, millones de personas están atrapadas entre diversas realidades (personales, familiares, sociales o profesionales) que conducen al miedo, a la inacción. Entre expedientes de regulación de empleo, empresas cerradas o incertidumbre laboral, ¿cuál es el camino, ahora mismo, para no sucumbir al desánimo, a la desesperanza? ¿No hacer nada y esperar a que todo pase? Estamos de acuerdo que no. ¿Entonces? Si ya no lo eres, piensa como un emprendedor. Incluso dentro de tu empresa.
Define la R.A.E., emprender, como “acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”. ¿Qué situación, ahora mismo (y por un largo tiempo), no implica dificultad o peligro? Hemos estado acostumbrados durante décadas a un modelo de trabajo que se está extinguiendo. Nuestros hijos no trabajarán como se nos enseñó durante la era industrial (ni siquiera la posindustrial). Estamos en la era de la información y el conocimiento y esto lleva a la acción constante. Quien no lo comprenda, sufrirá.
¿Qué se puede hacer para tener “mentalidad” de emprendedor? Primero, comprender que el cambio se demuestra con acciones, no con intenciones o grandes palabras. Segundo, trabajar la “marca personal”. Seguro que lo habrás leído hasta el hartazgo pero, hagas lo que hagas y donde lo hagas, tus acciones deben tener tu propio sello. Tercero: busca colaboradores pero, por favor, rodéate de personas con ambición, con energía y ganas de crecer y evolucionar. Busca a quien admirar. Estar con quienes se lamentan de sus circunstancias, nunca ayuda ni nunca ha ayudado.
Crea una hoja de ruta con un programa, objetivos, metodología y beneficios que buscas. Sé flexible; seguro te encontrarás con obstáculos. Te cruces con quien te cruces, comenta lo que estás haciendo. Aprende a venderte. Sin excesos, sin defectos. Evita encerrarte con ciertos grupos y que tu línea de pensamiento sea monocolor. Busca alternativas, personas que te den otros puntos de vista. Fuera ego; bienvenida la humildad. El ego puede convertirse en tu peor enemigo. Lee. Infórmate. Aporta intelecto a tus neuronas. Pregunta, pregunta y pregunta… Genera actividad, genera actividad, genera actividad.
Intenta ser tú mismo. Escucha a los demás. Sé paciente, honesto, generoso. Aprende a confiar. ¿A que has leído esto muchas veces en otros artículos? Entonces, ¿hiciste caso? ¿Has pasado a la acción? Luego, no valen las excusas. Lo que hagas hoy, tiene repercusión en tu futuro pero lo que no hagas, también.
Recuerda: la curiosidad lleva al asombro y, éste, nos descubre un mundo nuevo dentro de nosotros mismos. Nos regala Javier Sierra: “A menudo el camino te da lo que no esperas. Cuando crees que has elegido un sendero que podrás dominar, éste se revela contra ti. Pocos te dirán esto pero cuanto más duro sea el ascenso, cuantas más dificultades encuentres a tu paso, más fuerte te harás, más grande será tu victoria”.