George Walton Lucas Jr. (más conocido como George Lucas) nació un 14 de mayo de 1944 en California, EE.UU. Entre sus obras creativas más populares está Indiana Jones. De éste, sabemos que surgió bajo el nombre de Henry Walton Jones Jr., un 01 de julio de 1899 en Nueva Jersey, el mismo país norteamericano que su creador. Es arqueólogo y aventurero y ha protagonizado cinco películas de la saga Indiana Jones. Harrison Ford (Chicago, 13 de julio de 1942) es el actor que da vida a este personaje.
Hasta aquí, datos por todos conocidos. Para según qué generaciones de espectadores, la identificación con este personaje es sinónimo de su adolescencia o temprana juventud. Cuando ello ocurre, algunas de sus secuelas o segmentos de éstas, pueden, sin ser brillantes, “ser perdonadas”. Un personaje como Indiana, en este caso, genera un sentido de pertenencia con un público necesitado de buena diversión, aventuras, acción y nostalgia por lo vivido y compartido con amigos y/o conocidos.
Este pasado 30 de junio se estrenó Indiana Jones y el Dial del Destino. Dirigida por James Mangold (la única que no pasó por las manos de Steven Spielberg), presumimos un cierre de la saga, ya que Harrison Ford tiene 81 años y, salvo que se abuse de la tecnología, no es viable una sexta parte. Otra cosa es que se quiera explorar la historia con otros personajes como se ha hecho con Star Wars, llegando al punto de “desconexión” con la idea original. Signo de los tiempos, aunque siempre habrá fans.
En su Manual de Estoicismo, Epicteto (año 50 d.C.), nos regala: “No puedes volver atrás y cambiar el principio pero puedes comenzar donde estás y cambiar el final”. Centrarnos en el control de las emociones y lo que no está en nuestras manos; en la aceptación de lo que no podemos controlar, forma parte del pensamiento estoico. ¿Y qué tiene que ver esto con Indiana Jones? El personaje en cuestión siempre se muestra en calma, sereno, ante situaciones difíciles. He aquí una virtud, una habilidad.
Indiana Jones, el estoico, no pierde el tiempo quejándose de las cosas que no puede controlar. Se adapta rápidamente a las circunstancias cambiantes de su entorno. Aceptación y adaptación. Cuando el arqueólogo encuentra un tesoro, su pensamiento no es egoísta como otros personajes. Él entiende que un museo es el mejor lugar para su estudio. Su visión es altruista. Existe una causa más grande que él. El famoso sentido del deber y servicio que tiene un líder educado en valores.
Nuestro aventurero refleja una actitud estoica y nos enseña cómo no aferrarse a las cosas materiales y que la honesta felicidad no se encuentra en la acumulación de riqueza sino en vivir de acuerdo a unos valores y principios que, hombres como Epicteto, Séneca o Marco Aurelio, nos legaron. ¿Qué relación tenemos con nuestra autoconsciencia y autodesarrollo? ¿Vemos problemas o retos ante lo que nos sucede? ¿Nos desafíanos para encontrar nuestra mejor versión? ¿Cómo es nuestra respuesta emocional?
El propio Marco Aurelio, en Meditaciones, nos ilustra para buscar nexos entre Indiana Jones y el estoicismo: “No pierdas la parte de vida que te queda en pensamientos sobre otros, a no ser que tengan alguna relación con el interés común. Pues harás que cualquier otra tarea sea vana; quiero decir, cuando empiezas a pensar qué hace alguien, por qué, qué dice, cuáles son sus pensamientos, qué trama, y cosas de esas, lo que haces es apartarte de la observancia de tu propio principio rector”. Un reto de vida.