Agosto es un buen mes para lecturas más relajadas o reflexivas. Siempre desde la óptica de quien escribe y saliendo de mis artículos orientados a las ventas, la atención al cliente y/o las competencias o habilidades profesionales. Rescato este artículo (no artículo) que lo escribí hace unos ocho años cuando todo era muy visible. Lo he revisado y adaptado pero sin perder su esencia. Nos enfrentamos a un frenético ida y vuelta de noticias que persisten mucho menos que lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks.

Que sea una lectura reflexiva o relajada no es sinónimo de amable. Existen ingentes refugiados. Europa solidaria. Otras prioridades del resto del orbe. Personas miserables. Políticos demagógicos. Terrorismo soportado. Miradas confusas. Viajes incansables. Muertes silenciadas. Vidas desequilibradas. Pandemia olvidada pero presente. Planeta permisivo. Cambio climático. Medio ambiente desprotegido. Universo testigo. ¿Vida extraterrestre? Promesas vanas de un amor que se escaparon en el viento.

Muerte. Vida. Territorio. Tierra. Familias. Niños. Mujeres. Hombres. Periodismo. ONG’s. Ríos. Fronteras. Lluvia. Barro. Caminos. Árboles. Nubes. Militares. Fusiles. Vergüenza. Venganza. Matanza. América del Sur. América Central. El sur de América del Norte. África subsahariana. África del Norte. Medio Oriente. Asia. Europa del este. Vivimos anestesiados y una película sencilla de ver y comprender nos resulta ajena. Miramos sin querer mirar. Tan lejos. Tan cerca. Estamos confortablemente adormecidos.

Nos dicen que nos encontramos ante el mayor desafío de Europa en toda su historia. El Mediterráneo y la frontera. Asia y la frontera. También Estados Unidos. El Paso de México a la tierra prometida. La Bestia y su reguero de violencia, muerte, violaciones y mafias. Miles de personas, todos los días, emigran en búsqueda de una vida mejor. Algunos son visibles. Otros yacerán en las profundidades de un olvido que sólo recordarán sus seres queridos. Ha ocurrido y seguirá pasando.

Los conflictos armados, las persecuciones, las violaciones de los derechos humanos. Un refugiado es la persona que debe abandonar a la fuerza su hogar porque la persiguen –así sea individual o colectivamente– debido a problemas políticos, religiosos, militares o de cualquier índole. Un refugiado sólo quiere cuidar a su familia; quiere pan y trabajo. El problema está ahí. No lo vemos o no lo queremos ver. Entre refugiados y migrantes, el mundo cambia, se modifica. Avanza hacia ningún lugar y hacia todos a la vez.

Delesio Antonio Berni (1905-1981) fue un pintor y artista argentino que plasmó, en “Manifestación” (foto que acompaña este artículo), una realidad que nos acompaña desde tiempos inmemoriales. Obra de 1934, se observan rostros desesperanzados, ausentes, temerosos, exigentes, desorientados, desafiantes y, aunque contradicciones de la masa humana, esperanzados. Hablamos de Personas. Cuando todo parece orientarse hacia el catastrofismo, el ser humano no claudica y sigue. Inextinguibles.

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