¿Cuánto se ha hablado en las últimas décadas de innovar, de aportar nuevas ideas o de políticas de puertas abiertas en las organizaciones? Dentro de lo que conocemos como comunicación formal descendente, ¿se ha dado libertad plena para que las bases operativas desarrollen sus mejores dotes? Éstas, ¿han mostrado un compromiso y sentido de la pertenencia que nos permitan observar cambios? En ambos casos, estamos muy lejos de alcanzar niveles de maduración social y laboral que nos permitan compararnos con esos países o regiones que admiramos. Se puede decir que estamos en camino pero conduciendo un vehículo con prestaciones muy limitadas.
Mejorar el flujo de ideas dentro de una organización depende de varios factores. La creatividad, reflejada en la cantidad y calidad de ideas, está directamente vinculada a mínimos niveles de ansiedad, estrés y conflictos. Cuando estamos apagando fuegos, no hay lugar para la innovación y aportes de nuevos puntos de vista. El concepto «piensa fuera de la caja» se puede aplicar cuando los niveles mencionados están bien gestionados. La falta de organización y de liderazgos reales juegan en contra del pensamiento creativo, de lo que Edward de Bono popularizó como «el pensamiento lateral». A todo esto, hay que sumar la falta de diálogo y de comunicación eficaz que muchas organizaciones necesitan trabajar para la mejora constante. Claro que hay muchas que lo hacen pero no las suficientes para tener niveles de productividad que, como gran país que somos, deberíamos tener en el contexto que la geografía nos ha dado.
Identificadas las generalidades, es clave bajar a la arena y observar y comprender qué necesita cada área o departamento. La identificación requiere un trabajo intelectualmente honesto desde la cúpula de las organizaciones para que, de forma descendente, pueda llegar, una política de comunicación sostenible y clara, a la base operativa como escribía en el primer párrafo. Si no trabajamos estas premisas poco se podrá hacer en nuestras empresas. En estos tiempos de cambios drásticos por efecto de la pandemia, RR.HH. debe tomar el liderazgo y ser el faro de cada empresa. ¿Acaso existe otro departamento que pueda liderar una estrategia de visión orientada a las personas? Son ellas quienes sostienen a una organización por mucha digitalización de vértigo que nos brinde ingentes beneficios productivos.
Cuando los empleados visualicen y comprueben que los verdaderos líderes guían el cambio, profundizan en la inteligencia emocional, dialogan y se comunican de forma honesta y transparente, las personas de cada departamento fluirán sin más ya que no percibirán «enemigos». A nuestros colaboradores se les supone los conocimientos técnicos pero es sólo cuando están «liberados» de un contexto tóxico, por mínimo que sea, cuando dan lo mejor de sí mismos, aumentan los niveles de compromiso, empatía, sentido de pertenencia y productividad. El flujo de ideas, entonces, se dará de forma natural. Cambiar la cultura actual será un signo de innovación. En ocasiones, las nuevas ideas, la innovación comienza desde lo más básico de la pirámide; desde la orientación a las personas. Al final de cuentas, éstas pisarán sobre seguro y comenzarán a dar lo mejor de ellas. Las crisis nos brindan estas oportunidades. Es deseable que las sepamos aprovechar. Es deseable que no nos resignemos y/o acostumbremos a conducir un vehículo con prestaciones muy limitadas y nos exijamos tener las miras más altas para conducir un vehículo que nos permita ir a la misma velocidad de las economías que más admiramos.