Cuando hablamos de ventas solemos referirnos a los profesionales que se desarrollan en ella. Cuando hablamos de ventas, a no mucha gente, dentro de nuestras empresas, les gusta esta palabra. En el inconsciente colectivo social, palabras asociadas a nuestro mundo, tampoco suelen caer bien. Es verdad que se ha hecho mucho daño llamando vendedor a personas que no lo son (incluido el “vender, vende cualquiera”) como prácticas de empresas que están muy lejos de lo que es ser un comercial profesional.
Hasta aquí, temas que, de una u otra forma, siempre se han tocado en mis artículos; también en los de otros colegas con los que nos une esta pasión profesional, así como reivindicar esta forma de vida. ¿Qué está ocurriendo, sin embargo, para seguir haciendo hincapié en ello? Desde mi punto de vista y sin descubrir la pólvora, todos los empleados de todos los sectores empresariales tienen (tendrán) que asumir lo que significa vender. Un mail, una llamada telefónica, por inocente que parezca, vende.
La actual coyuntura económica y social tiene un origen que viene de largo. Desde la crisis de 2007/2008 y sus posteriores coletazos, el parón por la pandemia y los desequilibrios consecuentes hasta el actual escenario de subidas del I.P.C., inflación (con la consecuente pérdida -acumulada mes a mes- del poder adquisitivo individual), los datos de desempleo o de inversión empresarial más varias decisiones gubernamentales de dudosa eficacia, nos llevan a contemplar un escenario disruptivo.
¿Todo es economía? Sí. ¿Sólo eso? No. Tim Marshall, en su gran y recomendable libro “Prisioneros de la geografía” (primera edición de abril de 2017. Editorial Península), nos acerca a un análisis preciso y precioso sobre porqué cada región tiene la historia, actualidad y realidad que tiene y cómo son de complejas las relaciones entre muchos de estos países o territorios. El primer capítulo se lo dedica a Rusia y nos pone sobre la mesa (aunque lo sepamos) que la actual invasión a Ucrania no tiene nada de nuevo.
En su testamento (1725), Pedro el Grande, aconsejó a sus descendientes: “Acercaos cuanto sea posible a Constantinopla y a la India. Sus gobernantes serán los verdaderos soberanos del mundo. En consecuencia, azuzad guerras continuas, no sólo en Turquía sino en Persia… Penetrad hasta el Golfo Pérsico, avanzad hasta India”. 300 años después, de una u otra forma (con zares, comunismo o coqueteos con el capitalismo), y sin importar ideologías, Rusia sigue con los mismos problemas y con los mismos deseos.
Y tiene algo con lo que, ahora mismo, pone en jaque (y contradicción) a gran parte de occidente y su dependencia: el gas y el petróleo. Desde la masificación de la tecnología y conexión a internet, pasando por la pandemia, nunca habíamos hecho tan consciente (salvo quienes se dedican a esto) como la geopolítica juega un papel clave en el día a día de un ciudadano en Madrid, un profesional en Londres, una familia alemana o cualquier sector industrial en Finlandia. ¿Importan estos temas al individuo medio?
En una reunión preparatoria para una próxima formación en el sector digital, la semana pasada estuve con el director de un área con mucho peso específico dentro de la empresa y me pedía trabajar con su gente, habilidades comerciales. Convencido, como muchos responsables de departamentos (de varias compañías con las que me vinculo), de que todo el mundo tiene que vender, debemos convencernos de que los tiempos que corren son cruciales para la supervivencia de nuestros puestos de trabajo.
Saber qué ocurre, cómo ocurre, dónde ocurre y por qué ocurre lo que nos afecta social, política, económica y profesionalmente, nos hará analizar y tener un pensamiento crítico para comprender “para qué” tengo que hacer lo que tengo que hacer cuando me lo piden o cuando debo tomar según qué tipo de decisiones complejas e importantes (o urgentes), incluso en nuestras vidas privadas. En el mundo comercial sabemos que, una vez hecho un camino, tenemos aprendida la lección. Bienvenidos a la era de las ventas.