Debe haber una correlación entre el clima de una organización y la satisfacción laboral individual ya que de ello depende el sentido de pertenencia del trabajador para aportar a la productividad de la empresa. Si bien la percepción, única e intransferible, de una persona no debe condicionar el clima laboral, la suma de muchas percepciones negativas, por ejemplo, puede afectarlo en esa dirección. Así mismo, la estrategia organizacional debe contemplar cuidar dicho clima. Ambos intereses (empresa e individuos), deben estar alineados y trabajar diariamente en tener y mantener el mejor clima laboral posible.
Es fundamental que cuidemos las relaciones interpersonales, el sentido de pertenencia, la retribución, brindar cierta estabilidad, ser coherentes a nivel directivo (sea una estructura vertical u horizontal) y reforzar los valores. Para ello, hay que medir los grados de satisfacción: con los compañeros, con los jefes, con la empresa misma, con el desarrollo del trabajo. Esto, de forma sostenida, nos lleva a valorar cómo está el clima laboral y tomar acciones necesarias (si procede) para la mejora del mismo. Si lo que aporta la organización no satisface a las personas y éstas no hacen por aportar, el clima será un problema añadido grave.
Por lo tanto, hablamos de una relación bidireccional: si la organización no aporta unos estándares, unos recursos para un clima óptimo, no podrá exigir a sus empleados una satisfacción y sentido de pertenencia por el proyecto. Si la percepción generalizada de los empleados es, por lo menos, negativa, por mucho que se esmere la empresa, no podrá modificar dicha percepción. Un caso concreto puede trabajarse pero cuando son muchos hay que realizar una encuesta para conocer los motivos de un clima adverso. Cuando una empresa tiene como prioridad este tema, procurará aportar herramientas para la mejor satisfacción global de sus clientes internos. Incluso, a la hora de realizar una selección de personal, observará, en una entrevista por competencias, las cualidades de una persona para saber si puede encajar o no dentro de la cultura empresarial.
Como vemos, son muchos los factores a tener en cuenta en la correlación entre el clima organizacional y la satisfacción laboral. Entonces podemos concluir en que siempre existirá esta correlación. La empresa con políticas para desarrollar esos estándares que comentaba más arriba pero cuidando también la percepción individual de los trabajadores, tendrá un muy buen aire por respirar. Si bien la percepción es responsabilidad de cada persona, ya nos mostró Abraham Maslow (con su pirámide de las necesidades) cómo podemos detectar si uno de nuestros empleados tiene sin cubrir, por ejemplo, sus necesidades de seguridad (poco probable en este nivel pero sí podemos observar temas externos a la organización), sociales o incluso de autoestima. La autorrealización puede venir dada del propio proyecto individual dentro de la empresa, aunque esto, por nuestra cultura, poco se da. Esta claro que no es la misión de una empresa hacer de psicólogo individual pero sí de detectar y ayudar a la persona en su evolución. Ganan el clima organizacional y la satisfacción laboral individual. Ganan las personas.