“Me encantaría poder terminar mi carrera en Chicago pero si no es posible, lo haré en otro sitio. Soy uno de los mejores jugadores de la historia. Soy consciente de mi valía”. Era Scottie Pippen en rueda de prensa. Ante el planteo de un periodista, “Pero te pagan menos para ser uno de los mejores jugadores”, el ahora exjugador de baloncesto respondió: “Ya llegará mi momento. Ya llegará”. Se estaba acabando una era y no fue de la mejor manera para Scottie. Venía de una familia humilde y con ciertos problemas. Gracias a perseguir una beca en la universidad de Arkansas, estaba forjando su futuro. Un chico tímido pero con una fuerte intuición interior. Su momento, hacía tiempo que había llegado.

Necesitó asegurarse que su familia estuviera protegida y eso lo llevó a firmar un contrato de largo plazo pero siendo uno de los jugadores peores pagados para el nivel en el que jugaba. La frustración comenzaba a asomar en su vida deportiva. Una operación de tobillo en un momento malo de los Bulls, llevó a Jordan a tomar el liderazgo menos aconsejado. Más frustración… desgaste físico y mental. La competitividad de Michael era tremenda y, en el Episodio II de “El último baile”, descubrimos cómo fue criado un niño negro en una Carolina del Norte muy racista.

Esta serie documental, como la vida misma, ha traído controversias en los protagonistas a día de hoy. Los egos, los recuerdos de un pasado lejano y vivido a un ritmo frenético, nos muestran cómo no siempre todo lo que observamos es lo que era y, aunque así lo quisiéramos, nos engañamos para creerlo.

En estos tiempos de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad, como nunca hemos tenido en la era moderna, conviene recordar, más allá de quienes llegamos a ser, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir. Según que nuevas vivencias lleguemos a experimentar, pueden hacernos perder nuestro norte y confundirnos. No todo lo que ocurre en una serie tiene que ser tal cual. La vida no puede limitarse a eso. Debemos tener cuidado con las “ficciones verdaderas”.

Rodearse de personas que nos aporten, que realmente estén a nuestro lado puede motivarnos para sacar nuestra mejor versión; en lo personal y en lo profesional. Seguramente nos dirán cosas que no nos gusta oír, nos enfade o nos frustre pero siempre he pensado que quien dedica parte de su tiempo a escucharnos, reflexionar y darnos un consejo, lo hará desde su buena voluntad. No está mal tener otra visión, sabiendo que la decisión final siempre será nuestra.

Más allá de que acertemos o no con nuestros actos, como Scottie Pippen (y adaptado a nuestra forma de vida), gestionar el ego y cultivar la humildad pueden ser buenos aliados a la hora de recorrer el camino de la vida. Con actitud, firmeza y decisión. Nadie dice que sea fácil pero es sólo que puedas decirte: sé adonde voy.

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