Este pasado miércoles cinco de julio, se celebró la ceremonia de entrega de los Premios Fundación Princesa de Girona. Dicha Fundación lleva una década ayudando, en todos los aspectos críticos, al desarrollo de la juventud y a superar barreras que los jóvenes encuentran en su incorporación a la sociedad y en beneficio de esta, según reza su propósito como organización. Hablamos de una fundación privada, constituida por la sociedad civil en Girona e impulsada por más de 90 patronatos.
En su testimonio a los cinco premiados, la princesa de Asturias, ha hablado sobre “referentes indiscutibles que han aprovechado las oportunidades para que su trayectoria tenga un propósito claro con impacto social”. Nacida el 31 de octubre de 2005, y cerca de cumplir los 18 años, Leonor de Borbón y Ortiz, resaltó lo que significa formarse, cómo encontrar y desarrollar el talento propio o de cómo prepararse en nuevas competencias a través de modelos educativos innovadores.
Resaltó también, en su discurso, la consciencia de vivir de forma equilibrada en nuestro planeta o de los proyectos vitales cuando tienes 20 o 25 años. Cuando le tocó valorar su aportación (en breve comenzará su formación militar), se manifestó contenta ya que sabe cuánto valoramos los españoles a nuestras Fuerzas Armadas. Mencionó, haciendo foco en los cinco premiados, unos valores esenciales de siempre: respeto a los demás, esfuerzo, excelencia, búsqueda del conocimiento, templanza, disciplina y constancia.
Por último, subrayó la capacidad para percibir la realidad y vivir con el entusiasmo propio de su edad. Como presidenta de Honor de la Fundación, desde el 19 de junio de 2014, Su Alteza Real, la Princesa de Asturias y de Girona, está enviando un claro mensaje a nuestra juventud: no caer en el desánimo y entender que el esfuerzo, la confianza en uno mismo, la disciplina y la perseverancia, tarde o temprano, arrojan sus frutos. En tiempos donde impera una fuerte negatividad, ¿cuál es el compromiso propio?
No es interés de este artículo valorar ni juzgar a la institución que representa Leonor. Cuando hablamos de los valores que ella propone, nada puede molestar el objetivo a trabajar. El árbol no puede tapar el bosque. No sólo nuestra juventud necesita un mensaje claro y directo cuando las mareas de según qué intereses nos muestran un mundo casi sin salida. Donde parece que todo está a punto de derrumbarse. Donde el cloroformo o la anestesia, llevan tiempo haciendo acto de presencia en las sociedades.
Observo con preocupación como dichos valores no están de “moda”. ¿Hemos perdido la perspectiva sobre lo que realmente es importante en la vida? Tanto en lo personal como en lo profesional. ¿Nos preguntamos cómo hemos llegado hasta aquí? Aplicando una máxima del pensamiento crítico: ¿Por qué está ocurriendo esto? ¿Se profundiza o se cae en la mediocridad de pensar que las cosas son como son y no cómo nos gustaría que fuesen? ¿Cómo está siendo la calidad de comunicación en nuestras sociedades?
Respeto a los demás, esfuerzo, excelencia, búsqueda del conocimiento, templanza, disciplina y constancia. No sería desacertado pasar a la acción, cada uno de nosotros, y sin individualismos ni egos desmedidos para comprender qué es lo importante y saber que hay unos valores innegociables en el vínculo e interacción entre las personas, sea en el ámbito que sea. Nuestra salud mental también está en juego ante tanto ruido mediático (y lo que le rodea) y eso, de una u otra forma, nos afecta a todos.